Todavía la Tierra

Erase una vez el día que me atreví a viajar, y mi cámara se convirtió en un pasaporte que aniquilaba las fronteras morales y las inhibiciones sociales. Era un viaje inconformista, inacabable, que te lleva a ninguna parte y a todas, te traslada a la Tierra donde existir, y te permite bucear en miradas ajenas para descubrir a la gente como ellos nunca se han visto, para conocerlos como nunca ellos puedan conocerse.

Y a la penumbra me senté para acompasar corazones

Y me olió a Cuba y a café o las dos cosas

Y me convertí de nuevo en niña para disfrutar

Y acaricié el gato

Y me llegó el amor

Y comprendí el diálogo que se establece entre la ausencia y la pérdida

Y los vi ejercitarse en las lecciones más duras de la vida

Y comprendí que ser amable con uno mismo es tan fundamental como hidratarse o respirar

Y todos eran dueños de la Tierra que pisaron y pisaban

Y ahora todos saben que mi nombre es Marta