Santa Ana
Santa Ana para los moscones era el día más importante y esperado del año. Así lo recuerdan mis padres, y así lo recordamos los de mi generación. Corrían los 40 cuando en un chigre muy popular de Grado (El Infierno) un grupo de amigos idearon esta fiesta. Se creó una Hermandad y se decidió que el día siguiente a Santiago, entonces fiesta nacional, sería el día indicado. Lo que empezó con un pequeño carro de vacas engalanado donde se llevaban unas cestas con bollos preñados, y en la que la llegada de los Quirotelvos de Ribadeo era la mayor atracción, dio paso con los años a una de las fiestas más populares de Asturias. La Hermandad fue creciendo y con ella todos los festejos. Actualmente los pasacalles de charangas, las carrozas realizadas por diferentes peñas seguidas de un desfile popular en el que los romeros piden agua a los vecinos, es lo más representativo. La jira campestre en el “parque de arriba” es amenizada con grupos folclóricos y orquestas que hacen bailar y saltar a los locales y cada vez más forasteros que acuden a esta fiesta.